lunes, 14 de abril de 2008

Web 2.0

El concepto de 'Web 2.0' surge gracias a una tormenta de ideas realizada entre O'Reilly y MediaLive International. Dale Dougherty, pionero de la web y vicepresidente de O'Reilly, observaron que el futuro de la web sería más importante que nunca, con sitios web de nuevos formatos y con una particularidad en común, los contenidos eran ingresados por los usuarios, por lo que los programadores web sólo debían prestar atención en crear plataformas estructuradas que permitieran facilitar el manejo de información sin poseer conocimientos técnicos avanzados.
Tras año y medio, el término 'Web 2.0' se nos ha incorporado claramente, con más de 9,5 millones de menciones en Google. Pero aún no se ha llegado al punto de definir completamente el significado de web 2.0, existiendo algunas críticas que afirman que se trata simplemente de una palabra de moda, fruto del marketing, y sin sentido, en tanto que otros la aceptan como un nuevo paradigma.
El nuevo concepto de web 2.0 tiene su base en la construcción de páginas web de código abierto que permiten al usuario manejar contenido en forma flexible y controlada. El concepto central sería el de lectura – escritura que reemplaza al tradicional concepto de solo lectura. Se han incorporado variadas herramientas que permiten a los usuarios ingresar información sin tener un conocimiento técnico y en forma rápida y eficaz.
Entonces la nueva web 2.0 estaría compuesta por una serie de herramientas que permiten al usuario interactuar en Internet, ser protagonista del mundo virtual y poder ser visto en forma global por cualquier cibernauta.
Otro de los aspectos importantes de la Web 2.0 es que comienza a formar parte integral de la educación, particularmente en como se obtiene la información. Hasta ahora los bancos de información (materiales educativos, programas, enlaces, artículos, etc.) que se encuentran en internet trabajaba de forma jerárquica; se trataba de intentar clasificar la información mediante unos aspectos determinados, que son accesibles por los usuarios. De esta forma, los visitantes pueden buscar la información según los criterios determinados por los proveedores de la misma, construyéndose de esa forma un sistema de múltiples estructuras de árbol; por ejemplo, si visitamos algún directorio de contenidos educativos podremos acceder a los mismos atendiendo a criterios de nivel, área o tipo de material. Este tipo de clasificaciones presentan dos problemas fundamentales:
En primer lugar la elección del vocabulario específico de clasificación no suele ser universal y eso presenta problemas de acceso en muchos casos. Además, son normales los solapamientos de los elementos en más de un sitio. Por otro lado, estos sistemas de clasificación requieren de un muy amplio esfuerzo de actualización y revisión, que vaya adecuando el vocabulario usado y procure mantener vivas las estructuras jerárquicas y los contenidos que se ofrecen. Intentado dar un giro importante a la forma en la que se clasifica la información se ha introducido, en la Web 2.0, el uso de las folcsonomías. Taxonomía procede del griego "taxis" y "nomos": Taxis significa clasificación y nomos (o nomia), ordenar, gestionar; por su parte, "folc" proviene del alemán "pueblo" (volks). Luego etimológicamente, folcsonomía (folc+taxo+nomía) significa "clasificación gestionada por el pueblo". De una forma sencilla, la Red se está llenando de sitios donde los usuarios guardan o clasifican, pero de una forma simple: a cada elemento almacenado, el usuario le asigna una o varias palabras clave (tags) que incluso pueden ser compartidas con otros usuarios. Este sistema, que puede resultar anárquico y poco efectivo en principio, está dando resultados no esperados, sobre todo por la cantidad de personas que terminan interviniendo en el procesamiento de la información y el alto grado de coincidencia que aparece. Es prácticamente imposible que un equipo de editores españoles asignara a una página web sobre el uso de móviles en la enseñanza el tag "celular" (que es como se les conoce en buena parte de Sudamérica). Pero con el uso de folcsonomías, resulta muy probable que otro lejano hispanohablante en algún momento descubra el mismo recurso y lo clasifique asignándole el tag mencionado.